jueves, junio 28, 2007

Delirio de raíz


I

Lúcida alumbra la lámpara sobre la vereda

las rejas atrapan sombras

impávidas de vidrio

las ventanas se avientan a la noche

los muros soportan el tirón

del viento

que el Caribe aguanta

con azules irreprochables

y tú

en la selva

y tú en la selva

¿a lado mío?

¿palpando otra carne?

que bebe del mismo fuego

II

La tarde es propicia

sobre la costa

misiles como gaviotas

rompen su reflejo

las nubes esconden la luna

-todo es falso-

tu no me estas mirando

todo es este recuerdo

que se aferra y se repite

todo es el Caribe que se hunde

en estos mis tercos ojos tristes

III

De ella

no hago más que hablar de ella

desde que la conocí no sé hacer otra cosa

-pero eso es normal-

cuando uno ha sido tocado

por una alma dura

pura como un abismo

irremediable

irremediablemente

uno queda preñado de ansiedad y angustia

embebido en las aguas turbias

de la algarabía mundana

y las ganas de gritar al mundo lo sucedido

son insospechadas.

Pero yo hablo de ella antes

antes de que la conociera

en la realidad por lo menos

antes mis sueños ya me la habían contado

ahora es mi memoria quien dibuja su rostro

bajo un atardecer pleno de luz diáfana

Por eso

por eso no hago más que hablar de ella

en el día en la mañana toda la tarde

ahora la madrugada sigue en mi garganta

pero el insomnio sede

una línea antes de dormir

tras las fronteras de tu costa, todos los imperios tiemblan

(Buenas noches)


(Ilustraciones: Alex Ballesteros)